¡Ya me están creciendo las uñas!

A mí me daría vergüenza decir algo y no mencionar mi nombre.

No sé a ustedes pero eso de (intentar) ofender a alguien pero no tener el valor de dar la cara, para mí, se llama cobardía en su más claro matiz.

Demuestra que la persona tiene una autoestima tan, pero tan baja, que hasta me la puedo imaginar pisándosela a sí misma, puedo asegurar que hasta se tropieza con ella.

Le queda grande el mundo y tiene miedo de cambiar las cosas a su favor sin buscar perjudicar a terceros. No sabe cómo vivir y solamente le queda revolcarse en su porquería. En fin. Pobrecita.

A mí me da lástima.

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Cambiando de tema, hace rato estuve vagando por la ciudad en compañía de una amiga y me la pasé emocionada porque vi muchas cosas agradables. Me topé con artículos que me alegran los sentidos como aretes, broches, libros, fotos, candelabros, cualquier artículo con diseño o estampado de gallos y, sobre todo, comida.

Fue de esas salidas en las que te llenas las manos de tierra por andar hojeando cuanto libro y revista extraña te topas y por quitarle el polvo a objetos para ver mejor su colorido diseño y que salga bien la foto.

Siempre me quedo con ganas de adquirir más mugrero para arrumbar en mi casa pero justamente eso es lo bonito, si un día ya no me quedan deseos de sumar más, simplemente me aburriré. Y no hablo de lo material solamente, me refiero a acumular experiencias por el hecho de caminar en territorios ya conocidos pero ahora con piedras nuevas que antes no estaban ahí o por tener la oportunidad de conocer gente y cruzar al menos una mirada, una sonrisa o un con permiso cuando quiero pasar por algún espacio estrecho y sé que mis carnes chocarán amablemente con las de alguien más.

Si de Saltillo me atrae el pan de pulque, cuando hay algún espacio en donde se exponga algo sobre el Estado de Oaxaca, de mi mente no se quitan las palabras que, hechas hielo, me saben deliciosas: Nieve de pétalos de rosa.

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La imagen que verán a continuación tiene una historia muy bonita, muy educativa:

Foto: Barrio Antiguo, Monterrey, Nuevo León.

Nos acercamos a la mesa que marcaba el final del recorrido y que representaba el viaje de regreso hasta el punto en donde lo comenzamos y mi amiga dijo, con la mayor certeza del mundo: “Mira, con lo que sacan a los bebés”.

Yo no sé si primero me reí, abrí los ojos hasta un punto casi anormal o mi mente fabricó la imagen de un niño todo desmembrado al ser evacuada con este intrumento la matriz humana en donde solía vivir plácida, cálida y húmedamente.

Entre carcajadas, la maldita amiga mía dijo que con ese me habían sacado a mí, y yo asentí porque me di cuenta que quizá de ahí devenían los pocitos que tengo en las mejillas.

En fin. No me interesa visualizar esta pieza como parte importante del instrumental obstétrico porque desde ya me va a empezar a doler.

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Mejor bailemos "... Guantanamera, guajira Guantanamera..."

Foto: Corredor del Arte, Barrio Antiguo, Monterrey, Nuevo León.

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Frase para meditar: "Si pruebas de estos jamones... ¡Seguro te da chorrillo! (¡Bomba!)

Aportada por una canción que no sé cómo se llama ni qué pícara pareja la canta.