Con la melcocha a todo lo que da.

Hace varios años fuimos, mi amante de aquel entonces y yo, a un taller sobre el condón femenino, en un aula de un conocido teatro de la ciudad de Monterrey.

Recuerdo que vi el anuncio en el periódico en donde se informaba del lugar, el horario y decía además que la entrada era libre.

Se lo comenté a él y también le gustó la idea de que fuéramos juntos.

Justo en la entrada, una de las personas que estaba inscribiendo a la gente que iba llegando me dijo: "pero... él no puede pasar".

Yo me quedé callada unos segundos tratando de procesar la información y repasando lo escuchado para discernir bien lo que estaba tratando de decirme.

Los tres nos miramos. Yo con ojos de interrogación, él con unos de enojo y ella con otros de pena.

La justificación que nos dio era que el curso era solamente para mujeres puesto que las demás participantes podrían llegar a sentirse incómodas con la presencia de un hombre y, de esta manera, no podrían "abrirse" por completo.

Me parece razonable eso de que las personas muchas veces no sienten la confianza de hablar de ciertos temas ante desconocidos pero, para empezar, el taller era un taller y no una terapia así que no estaba planeado para explorar nuestras más profundas intimidades ni para ventilar las cochinadas que cada quién hace en su vida privada, por lo tanto, me pareció ridículo que organizaran un curso informativo sobre este método anticonceptivo si iban a eliminar la participación de una de las partes de la pareja, quien también debe hacerse responsable de la sexualidad compartida.

¿Acaso a mí no me venderían en la farmacia unos condones masculinos porque no soy yo la que se los va a poner?

El curso ese incluía temas básicos de la maduración sexual y yo me pregunto ¿a poco a las señoras y jóvenes que estaba ahí presentes les hubiera dado vergüenza que mi pareja escuchara que las mujeres menstruamos? ¡Por favor! Como si no lo supiera ya.

¿Cómo diablos queremos un cambio con respecto a la perspectiva de género si utilizamos esas mismas técnicas excluyentes que propician y agrandan aún más la división de tareas en función del sexo?

Total que no lo dejaban entrar a pesar de toda la discusión que le armé; me ofrecían que yo ingresara a la sala y que él me podía esperar ahí afuera pero eso me parecía muy grosero. Otra opción era tomar el curso pero en otra fecha que ya se tenía programada y eso fue lo que hice.

Nos enojamos y mejor nos fuimos a comer.

A la semana siguiente fui de nuevo, yo sola.

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Frase para meditar: "Por osado que parezca interrogarse sobre lo desconocido, es todavía más osado hacerlo sobre lo conocido."

"Resolución de conflictos y aprendizaje emocional", de Genoveva Sastre Vilarrasa y Montserrat Moreno Marimon.