octubre 31, 2006

Y que vuelvo...

Foto: Estas cositas las traía una amiga incrustadas en su pierna... ¡qué dolor!

Tengo el loco deseo de querer estar internada en un hospital y, cuando lo hago público, la gente me dice que me calle, que no lo diga ni jugando, que es muy desesperante, aburrido y deprimente, que ni invoque ese lugar para que jamás tenga que estar en esa situación.

En realidad siempre me ha gustado el ambiente de esos lugares o cualquier otro dedicado a la salud, llámese centro médico, clínica o consultorio. Me gusta el aroma a alcohol, el clima frío, los posters pegados en la pared explicando el desarrollo de alguna enfermedad, luz intensa, pisos limpios y frescos, elevadores (aunque siempre prefiera las escaleras), historias de enfermeras asesinas en el piso 8, guantes y gasas, la inexistencia de los pisos 13, expedientes metalizados, camillas, abatelenguas, recetarios, laboratorios. Todo.

Me fue bien al decidir ser psicóloga y desarrollar mi profesión en lugares con estas características, así como me gustan.

Nunca he tenido accidentes fuertes ni en carros ni en bicicletas, ni caminando ni volando, ni me han sometido a cirugías, así que jamás he estado en calidad de caso clínico, pero la experiencia que he tenido en esos recintos como practicante y/o trabajadora me ha gustado enormemente.

Lo de usar chaquetín no terminaba de convencerme pero el vestir con el pitufo y tenis me resultaba muy cómodo por las mañanas cuando lo que menos me interesaba era rebuscar entre la ropa cuál sería la mejor opción para ponerme, pues esto lo único que provocaba era hacerme perder tiempo valioso.

***

Algo que de ninguna manera toleraría sería el triste desayuno que suelen brindar en los nosocomios. Ahí sí le fallan y bien feo, al menos en el que yo estuve yendo durante varios meses.

Tuve la oportunidad de observar que generalmente consistía en huevo, frijoles, leche y alguna fruta.

¿En dónde radica el inconveniente? El huevo lo servían, a mi parecer, crudo y, tomando en consideración que a mí me gusta casi quemado (justo un segundo antes de que apeste a negro lo alejo del fuego), pues la situación resultaría intolerable. Asquerosa diría yo, sin exagerar.

A los frijoles no les pondría pero, salvo porque estaban muy líquidos, sin cuerpo y paliduchos, quizá eran bayos.

La leche sola no se me antoja mucho, yo pediría un café negro. Dos tazas como cantidad mínima con dos y media cucharadas de azúcar cada una y galletas, pay o pastel.
Además, se me hace que se las daban caliente porque en las paredes del vaso se quedaban restos de leche embarrados, como de espuma. Yeak.

La fruta me agrada pero no los plátanos y resulta que esos eran los más utilizados, al menos los únicos que yo llegué a ver que complementaban la charola. Sobra decir que estaban algo magullados y manchados de negro lo cual no me parecía apetecible pues, si a fuerza me los he de meter en la boca, los preferiría bien firmes.

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¿Mi fruta favorita por su sabor? La naranja.

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Frase para meditar: “Me lo estoy tragando Smithers, ¿no es bastante amabilidad?
Aportada por: Mr. Burns.

10 comentarios:

reds dijo...

Mr Burns es chivato...y Smithers un gran lameculo,sobre los hospitales tengo sentimientos encontrados, ahi nacieron mis hijos pero tambien llegue para varias emergencias, resumen: deberian tener mejor menú.saludos,

yomero dijo...

Un par de veces fuia donar sangre al Muguerza y cxambio me daban un boleto para una hamburguesa, la imagine muy buena pero pa lo que me dieron prefiero unos tacos de afuera de la central de autobuses.

que bueno que eres feliz en un hospital, digno de admiración

Darth Chelerious dijo...

nel.....yo evito los hospitales.... como sea.

Anónimo dijo...

Asi como a ti no te gusta el agua, ami no me gustan los hospitales.

Que bueno que volviste tu!

ZERO dijo...

concuerdo con Darth, yo he pasado mucho tiempo practicamente viviendo en ellos (no internado yo, familiares más bien) y los detesto...

pero cada quien tiene sus fetiches...

un abrazo y un beso.

Anónimo dijo...

Mira! no había leído éste escrito tuyo donde dices que tu fruta favorita es la naranja... pues yo anduve en una exposisión de Naranjas en la víspera de Dia de Muertos (el día que te levantaste tarde, si... ése domingo) Está bien chida a ver si vamos éste fin. Y con respecto a los hospitales... a mi también me gusta el olor a alcohol... lo que no soporto es ver jeringas y sangre porque me pongo "guanga" :P Sii!!! las 2 veces que me ha tocado que me saquen sangre, me he desmayado!! jaajjajaa...Asi de coyona soy

CadávEr Muerto dijo...

Una hernia inguinal me llevó a una operación que no le deseo a nadie, pero cada peda todos me piden que la cuente pa morirse de risa: un quirófano que parecía carnicería, música norteña de fondo, el cirujano hablando por cel con su mecánico alegando que si por qué no estaba listo su coche, una enfermera con complejos de barbero y un calmante que hasta la fecha ha sido el mejor viaje psicotrópico de mi vida... eso de darte el gusto de tararear canciones de Pedro Infante mientras te abren con un bisturí, es vivir el surrealismo en carne propia. En fin. Hola.

Anónimo dijo...

Sí, también me gustan los hospitales. Conocí un señor que se decía empresario que para tomar auténticas vacaciones se internaba en un hospital porque era el único lugar donde realmente descansaba.

A mi no necesitaron ponerme clavos cuando me operaron las rodillas. Chido.

Yaoteka dijo...

Pues si alguna vez se te hace lo del hospital, sólo espero que no sea en el IMSS o el ISSTE, porque la neta no se me hacen muy agradables que digamos...

Saludos!!

Anónimo dijo...

Creo que deberías reconsiderar el querer estar en un hospital, no lo digo por que traiga mala suerte o algo así... sino por que te aseguro que no aguantarás en general la comida... y para arruinar así un sueño... es mejor que siga siendo sueño!!