Hay cosas que definitivamente no he podido y/o querido hacer.

Esto lo escribí un día de la semana pasada.

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Estaba viendo el calendario de septiembre y recordando las actividades que hice el año pasado.

Un amigo cumplió 29 años el 9 de septiembre y su regalo fue el boleto para ver a Lacrimosa; el 16 cumplió el en aquel entonces novio ahora esposo de mi hermana (creo que le regalé DVD’s de los Polivoces) y luego el 27 siguió mi hermana (la ahora esposa de él) celebrando también su nacimiento y recibiendo de mi parte su boleto para ver a Kinky.

El 30 cumplió una amiga, hizo una fiesta en su casa y recuerdo que me quedé a dormir ahí. Dormir entre comillas porque estuvimos platicando la mayor parte de la madrugada, también brindando y comiendo. Qué raro.

Este año se agregan pero también se restan festejos.

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No sé cómo las asociaciones me llevaron a pensar en un libro. Mi mente pensaba que había ganado y restado festejos y de pronto volteo hacia mi lado derecho y veo un libro gordo de pasta negra que me provoca cierta aversión.

No alcanzo a leer el título pero sé perfectamente cuál es y quién lo escribió. Conozco la editorial y el número aproximado de páginas (me parece que son como quinientas).
El precio y el lugar en donde lo adquirí no, mucho menos la fecha de compra.

Me siento en la cama y amenazo con pararme y caminar hasta él.
Para cumplir con eso me pongo mis chanclas resbalosas (porque no me gusta andar descalza), doy tres pasos de ida y tres de regreso hasta tenerlo conmigo y volver a acostarme.

Ya que lo tengo aquí lo abro y veo mi nombre escrito con una letra un poco diferente a como la hago en la fecha actual. El estilo es el mismo pero como ahí lo escribí, me imagino, tranquilamente y bien apoyada, ni parecen mías las letras.

Arriba hay una línea que dice “Inicio 27 septiembre 96”.

No es ninguna sorpresa.

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Me resultó curioso que al agarrar mi libreta para escribir lo que iba a postear empecé con este párrafo.

- Hay cosas que definitivamente no he podido y/o no he querido hacer-

Comenzaba a pensar con qué seguir y, luego, cuando vi hacia el frente y observé el calendario, fue cuando recordé mis experiencias del pasado noveno mes del año.

Después vino el que el libro ese cruzara mi campo visual así que me imagino que quizá este me llamó de alguna manera en respuesta al párrafo que en un inicio redacté.

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Ambos temas (el libro y septiembre) se relacionaron y ahora le encuentro el sentido.

La historia del libro es la siguiente…

Lo compré en una fecha cercana a ese 27 y lo inicié ese día, o lo compré y empecé ese mismo día, no lo recuerdo ni es dato relevante, el caso es que me atrajo pero luego mi curiosidad fue decayendo y lo dejé por ahí. Después lo retomé, dibujaba en una hoja aparte un árbol genealógico de los personajes, lo subrayaba y le escribía alguno que otro comentario como siempre lo hago con todos… pero después lo volvía a aventar.

Me harté de re-comenzarlo varias veces y decidí no leerlo; así pasó, tal cual. Por lo mismo, me provocaba cierta disgusto el solo ver cómo se iba empolvando (lo cual es muy normal que le suceda a cualquier artículo de mi cuarto).
Simplemente se quedó ahí paradillo en el librero siendo presionado por algunos libros a su derecha y por otros más a su izquierda.

Entre sus hojas encontré varios papelitos:

- Hojas de notas color beige, en blanco, o sea sin tener nada escrito, de las que le daban a mi hermana en el trabajo.
- Boletos de camión.
- Publicidad de un curso de comics (de cuando los teléfonos empezaban con 3 y no con 83).
- Un recibo de pago de MVS del 18 de julio del año 97.
- Una hoja con apuntes de una clase de psicología y…
- Otro papelito para recordar las citas a mis clientes.

(4:53 a. m. me parece que ya se acerca Morfeo)

En septiembre casi acababa de entrar a Psicología así que, según la fecha, un poco después de haberlo hecho, todavía me digné a iniciarlo de nuevo, incluso la hoja de citas indica que hace unos dos años aún intentaba terminarlo. Pero no, todo fue infructuoso.

No lo quiero leer y ya me negué, ya le dije que no.

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Este 27 de septiembre que viene se cumplen 10 años de que este libro ha estado en mi cuarto pero sin cumplir su misión.

No logró cautivarme pero no dudo que alguna vez lo hago puesto que, por ejemplo, hay canciones que he odiado y que terminan siendo de mis favoritas, así que solo es cuestión de esperar el momento preciso de mi vida en que este objeto impreso logre ser subsumido por mi cabecita loca.

Ese 27 puede ser que le prenda una vela para festejar su primera década de guardapolvo. Qué triste.

Ese miércoles puedo solo verlo unos segundos por la mañana o por la noche… y ya, que no espere más de mí. Es probable que ese día me despierte con el plan de hacer otro esfuerzo por leerlo pero lo más seguro es que ni recuerde que cumple años. Da igual, de todas maneras él no me quiere, no me cumplió.

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Frase para meditar: Antes me gustaba dormir con la cara cubierta.

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