Estuve recordando una entrevista hecha hace varios años a Gabriel García Márquez (oral o escrita, no recuerdo con precisión), en donde informaba que a pesar de los avances de la tecnología en cuanto a procesadores de texto se refiere, él prefería utilizar una máquina de escribir común y corriente para mejorar la organización de sus ideas y su redacción.
Antes yo tenía una de esas máquinas verdes que incluso venía con una caja de plástico rígido que servía como portafolio para transportarla y un tiempo la usé para plasmar algunas ideas, bastante chistosas por cierto. Era una de esas máquinas con las que te manchas los dedos al ponerle la cinta y que cuando esta se pasaba por completo al otro carrete, una tenía que regresarla con el dedo mismo. En fin.
Vinieron a mi mente varias imágenes de cuando estaba en la secundaria, para ser exacta en segundo y tercer año, estando en el taller de taquimecanografía.
Mi maestra Elda vestía algo sicodélica-setentera con blusas de figuras extrañas y coloridas, pantalones acampanados (en una etapa en la que no se usaban), cabello desparpajado teñido de negro y, al llegar y sentarse en su silla, sacaba de su bolsota negra un estuche de maquillaje, embarraba su dedo índice derecho con sombra azul y se lo pasaba desde el lagrimal hasta el rabillo del ojo. Luego repetía la operación pero ahora con el dedo índice izquierdo para obtener la cromo-simetría en su rostro.
Además, era como líder de la GESTAPO porque solía ordenarnos de corridito:
Cristina: Tira el chicle
Irasema: Despíntate la boca
Mónica: Baja la mochila
Patricia: Cierra las piernas
Liliana: Quítate el cabello de la cara
Todas: ¡No vean el teclado!
Era todo un caso esa señora, digna de ser analizada. Me hubiera gustado ser su psicóloga en aquel entonces.
¿Qué les iba a contar? Ah, sí, continúo.
Luego de todas esas instrucciones cambiaba su semblante, tomaba con ambas manos un bote de plástico transparente y, al tiempo que lo agitaba como sonaja, nos preguntaba… -¿Quién quiere teclas?-
La cosa estaba sí: era tan deplorable (y todavía lo es) el equipamiento de las escuelas públicas que a nuestras máquinas les faltaba un mínimo de diez teclas a cada una, es decir, el fierro oxidado que debía sostenerla ahí lo tenía, lo que faltaba era la pieza que indicaba la letra del abecedario que se marcaba en el papel.
Entonces una tenía que contar cuántas teclas hacían falta y luego una por una y de manera ordenada, como ella lo pedía, pasábamos al frente a tomar las que necesitábamos. Como estaban todas revueltas en una misma máquina podía haber tres “s”, cinco “a”, teclas con signos extraños o que simplemente ya estaban borradas.
Como no siempre la forma de la tecla encajaba bien en el fierro, a veces al pulsarla esta simplemente saltaba, se caía y se atoraba entre las demás y nos encajábamos el fierro en la yema de alguno de los dedos. Qué dolor. “¡Ay! ¡Ouch! ¡Chin! ¡Puta!” Ya nadie se sorprendía de estas expresiones. Tétanos seguro.
En este momento aplica ese refrán de que las letras con sangre entran.
Gracias a este sufrir soy ágil con el teclado, no escribo sin ver pero soy más veloz que otras personas y estoy orgullosa de utilizar más de dos dedos al hacerlo.
No imito a Gabo en usar este artefacto al que hago referencia y que a él le sirve tanto, yo incluso soy más rústica: lo hago a mano (borro, rayo, tacho) y después lo paso en limpio con las debidas correcciones.
Cuando no tengo oportunidad de cargar mi libreta uso el celular para registrar las ideas que se me vayan ocurriendo en el camino.
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Frase para meditar: Pocas veces hace frío en esta ciudad así que cuando hace... hay que disfrutarlo. No me pongo sueter porque luego me da calor.
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10 comentarios:
yo llevé taller también, aaahh... que recuerdos de las secundarias públicas, y también me dieron mecánografia... casualidad?, pero mi taller era de contabilidad, yo recuerdo que usabamos los famosos "cubreteclados", que no existían y los tenías que mandar hacer con alguna costurera, un pedazo de tela que te amarrabasal cuello, y atrás de la máquina, y ya no veías las teclas... también recuerdo que cuando los mojabas y amarrabas en forma de bola, dabas unos muy buenos "cubretecladazos"... 99.9... WOOW yo siempre hacía trampa con eso, y no era muy bueno, ni siquiera viendo el teclado, pero supongo si me ayudo, por que el de la computadora lo tengo dominado, y sin verlo... oh, los viejos tiempos...
Saludos
¿Será que hay un patrón de comportamiento entre los blogeros y el haber tomado taller de mecanografía en secundaria? ¡jajaja! Yo también hice 3 años de taller (lo cual era considerado en mis epocas como una ñonez extrema), lo cual me hace actualmente muy veloz pa teclear los comandos de Unix, emails de todos colores, y comentarios blogeros. También es curiosa la relación con Gabo en mi caso... será que los blogeros seremos oriundos de Macondo.
¡¡¡¡¡No manchen!!!!!
Me hicieron recordar a Alonso. Único compañero de mi taller de taquimecanografía (sí, sí, yo no sólo le daba duro a las máquinas antiguas, con cubreteclado - en mi escuela con todas sus teclas- sino que también tenía que andar con mi libretita y lápiz de taquigrafía)Alonso además de todo venía de una escuela particular, así que sólo escuchaba mi voz burlona "Miss... Misssss!!!" para divertirme un rato. Raros los hombres ahí, pero convencidos de estarlo. Porque le encantaban las compus, cosa que comenzaba en mis tiempos.
Mi maestra algo tenía como la tuya, Lili, sólo que ella era toda corrección. No se le levantaba ni un pelo. Yo no era su consentida, pero como para todos, "yo no rompo ni un plato" siempre gocé de su preferencia. Tampoco era la mejor, pero no había queja. Yo me quejo cuando no escribo rápido y bien, siento que eso no debe suceder, pues desde hace casi 17 años utilizo mis deditos para plasmar mis ideas, primero en máquinas mecánicas, luego en eléctricas y ahora aquí. Yo ya no sé escribir a mano :D
Mi maestra era muy buena, y sí ERA, murió cuando estábamos en 2o de secundaria y vino otra maestra no muy buena. Una compañera se arrepintió de burlarse de "La Pasa", ya que era muy viejita y así le decían. Mi maestra Riquelme (su apellido) En fin... muchos recuerdos.
Podemos hacer un club bloggero mecanógrafo. El único vicio que he ido agarrando con esto del blog es ver lo que voy escribiendo. Porque ya no sólo "transcribo" como entonces.
Ya les aventé mi letanía y recuerdos. Ciao
Yo también era media-consentida porque me iba muy bien en los exámenes y porque esa maestra también le daba clase a mi hermana (mayor que yo por un año) y, como a ella también le iba muy bien, ya nos tenía identificadas.
A mí me gusta mucho escribir a mano, prefiero mi mano al teclado.
aquí ya hace mucho caloooor...
quiero usar chamarra otra vez!
Ja, ja.
¡Yo también llevé taller de mecanografía!
Mi maestra solía poner la radio (radio Lobo) mientras nosotros nos peleábamos con los estúpidos ejercicios, metíamos los dedos entre las teclas de las máquinas (letras con sangre, i know) o espiábamos bajo el cubreteclado (que podía ser una simple tela del calzón gastado de tu papá o como el de los más ñoños que bordaban con el escudo de la escuela)
Recuerdo sobre todo al Ricardo. Un compañero que llevaba un impresionante armatoste que -él alegaba- llevaba dentro una máquina de escribir. ¡Esa cosa debía pesar como seis kilos!
La noche anterior al día de entrega de todos los ejercicios del bimestre me habría gustado tener un ejército de monos tecleadores porque no tenía absolutamente nada hecho. Mi hermana me ayudaba hacer todos los ejercicios durante la noche.
Qué loca resultó esta situación... deberíamos formar un Club de blogeros mecanógrafos y hacer competencias de los dedos más rápidos del oeste, jaja
Apoyo la moción de Lili. ¿Como se llamará el Club? ¿"El Taller de Mecanografía"?
hay personas que hasta la fecha creen que las computadoras son solo una maquina de escribir con pantalla, no se les ocurre que sirvan para algo mas...
y por lo general compran las mas caras.
twisted world.....
saludos lili
Listo jovencita... le tengo algunos sinonimos para decir que alguien murió.
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