diciembre 02, 2005

El frío de la derrota

Ahí estaba en el estadio con mis amigas y unas cartas. Hace mucho que no pisaba terreno futbolero pero este jueves por la noche sucedió de nuevo.

Me animé y fui. Dos tigresas y dos americanistas que gozaron del partido y del ambiente... pero solo dos de ellas resultaron victoriosas. Obviamente yo no fui una de ellas.

Hace años seguía a los Tigres quizá por tradición porque mi papá los apoyaba, pero esa noche recordé perfectamente por qué me alejé de ese deporte y se los platico a continuación.

Razón #1: Es un vicio muy caro. Quieres tener los boletos de los partidos, la camiseta, el vaso, la máscara, el cassette con el himno, la cerveza, el lonche-lonche, la bandera, la calcomanía, etcétera, etcétera, etcétera. Además de lo que implica pagar las apuestas que se pierden (aunque debo presumir que siempre que apostaba, siempre ganaba)

Razón # 2: Es un estrés constante. Durante el partido estás permanentemente al borde del asiento, gritando maldiciones, pensando sobre el lugar que ocuparán en la tabla si pierden o ganan, tolerando las agresiones de los inchas del equipo contrario y demás preocupaciones.

Razón # 3: Tu ira se libera. Aquí se presenta el coraje de ver a tu equipo perder así que no te queda más que sacar toda tu furia despotricando a diestra y siniestra. Obviamente el coraje se potencializa al día siguiente (o esa misma tarde) por las burlas de quienes gozan hiriendo tu sensibilidad. Pero eso no es todo...

Razón # 4: Se sufre mucho. Pronto llega la tristeza (a veces hasta las lágrimas), el desánimo, el pesimismo ante el próximo partido, y la lista sigue...

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Como todo esto lo llegué a vivir en algún punto del pasado de mi vida, preferí espectáculos de puro disfrute y de no sufrir, cosa que no sucede con el futbol (y menos con los Tigres).

El dolor es rico pero a final de cuentas es dolor.

Aunque, pensándolo bien, como quiera hago cosas que me provocan congoja como el cine, el teatro o leer, por supuesto si cuentan con buenas historias. Eso me recuerda el libro El orgasmógrafo de Enrique Serna que te hace deprimirte más de lo debido, por eso me gustó.

Conclusión: Hacía mucho que no decía tantas maldiciones en tan poco tiempo... y lo disfruté mucho. Me agradó la compañía, el recordar viejos tiempos, la comida (aunque la torta de carne asada estaba muy salada), la clásica Carta Blanca, las semillitas, el Himno (del cual milagrosamente recordé la mayoría de las estrofas), el fresco, el Tigre haciendo su show, la lluvia de balones, en fin.

http://www.fotolog.net/lilievil/

1 comentario:

yomero dijo...

Todas son razones muy validas lili, pero despues de ayer domingo, espero que te vuelvas a apasionar de mis tigres, ahora hay que cobrarselas a los rayadillos y despues al pachuca en la final

un mujer hablando de futbol siempree es interesante saber de que forma lo aprecia


saludos